Flores de Noche
(Cuentos de la Gringuita)
Autor: Teodora Nogués
(Cuentos de la Gringuita)
Autor: Teodora Nogués
Su voz
alzándose por encima del sonido del agua que corre por la acequia y su
mano rozando levemente mi cara, sin llegar a ser una caricia, detiene mis pasos
y llevan mi mirada hacia el lugar de la finca que señala su dedo.
Allí
donde al salir, hace unas horas, era todo verde, ahora está lleno de flores
amarillas iluminadas por la luna y las estrellas que en ese cielo de los Valles
Calchaquíes parecen estar muy cerca, pegadas a los cerros, a la acequia, al río
seco lleno de cuarzos, blancos, traslúcidos, rosados y celestes. Parecen estar
muy cerca incluso a uno mismo, o que uno mismo es el que está dentro del cielo.
-Son muy hermosas-le digo-muy hermosas, nunca las había visto.
-Sí, son hermosas, pero no sólo eso, chunca
e tero, cortá unas cuantas que te muestro algo.
Me toco las pantorrillas, tienen algo más
de tono muscular que cuando llegué a los valles, ya no se parecen tanto a las
patas de un tero. Intento protestar, pero él ya está lejos, metido dentro del
manchón amarillo de flores de noche.
Me acerco a las flores y el aire limpio se
vuelve perfumado. Corto los tallos sintiendo el frío en mis dedos. Cierro los
ojos, el perfume de las flores va cediendo lugar a su perfume, tengo su cuello
casi pegado a mi nariz.
-Mirá, cortales el tallo por acá.
Corta los tallos, se lleva las flores a la
boca y les da un chupón rápido. Lo imito, tengo en mi mano unas dos docenas de
flores y al chupar los 24 tallos sale una gotita ínfima de un líquido dulzón.
El néctar de las flores de noche, es lo más parecido al sabor, que imagino,
deben tener los ríos del paraíso.
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