viernes, 9 de marzo de 2018

Contravención Pasional de Teodora Nogués

Contravención Pasional

(Autora: Teodora Nogués)

-¿No tenés un scaner para tomarme las huellas?- Le digo a la milica.
-No, qué vamos a tener, acá no tenemos nada- Me contesta- cada cual se trae su computadora, la silla en la que estás sentado es prestada, el teléfono del que llamaste a tu abogado es el mío.
 Y ahí me entero, pobres canas, no tienen nada, tres milicas haciendo el laburo de oficina.
 Mi abogado me había dicho que negara todo.
-¿Te vieron?
-No, pero hay cámaras.
-No importa, vos negá todo.
  Cuando me llamaron parar declarar, justo estaba con mi hija después de seis meses de no verla. Así que le conté que había estado en cana y lo que había hecho.
-¿Vos te diste cuenta de que había sido yo?-Le pregunté, sin vueltas.
-Si- Me contestó- Al toque- Y hubo un momento de tensión.
 Ella no está acostumbrada a estar conmigo, porque la madre, desde que nos separamos, me impidió el contacto, no respetó el régimen de visitas, me puso trabas, me puso una orden de restricción para que no me acerque a la casa.     
 Pero yo sabía que pasaba todos los días por la plaza a la misma hora camino a la escuela y tomé la decisión, justo unos días antes de la audiencia en la que finalmente, mi abogada iba a pedir que se respetara el régimen de visitas, pero no aguantaba más ¡Seis meses hacía que no veía a la nena!
  A ella le gusta pintar y yo le pongo de todo en la mesa para que se exprese, lápices, témperas, crayones, marcadores. Siempre hace un dibujo muy particular, es un corazón al que le dibuja ojos, boca y piernas de piba.
 Sirvió la estrategia de negar todo, aunque al momento de tomarme las huellas dactilares, todavía tenía manchas rojas frescas en las manos y en la camisa.
-¿Y qué pensaste cuando viste en el monumento de la plaza el grafiti de tu corazón?- Le insistí a mi hija.
-Pensé: ¡papá está vivo, está vivo!

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